LA INICIACIÓN MASÓNICA DE VOLTAIRE
(1778)
A veces se suele establecer
una especie de correspondencia entre masonismo y volterianismo. Pero
lo que de ordinario no se indica es que Voltaire fue iniciado en la
masonería a la edad de ochenta y cuatro años, exactamente siete
semanas antes de su muerte.
Fue el martes 7 de abril de
1778 cuando Voltaire abandonó el mundo profano para entrar en la
sociedad de los misterios. Concretamente en el templo de Les Neuf
Soeurs que se encontraba en la sede del Gran Oriente. El busto de
Luis XVI, el del Gran Maestre, el del rey de Prusia Federico II, el de
Helvetius, presunto fundador de la logia, acogieron a Voltaire. Todos
los grandes hombres de la Masonería francesa estaban presentes, y
Benjamín Franklin entre ellos.
El abate Cordier de Saint-Firmin
fue el encargado de presentar a Voltaire. La logia, a petición del
sacerdote padrino del profano, decidió que en razón de su edad y débil
salud dispensaba a Voltaire de las pruebas más penosas. Así, pues, no
se le vendaron los ojos, por ejemplo. Pero, en sustitución, una
cortina negra le impidió ver el Oriente hasta el instante en que la
iniciación fuera un hecho consumado. Una comisión de nueve miembros
designados por el Venerable tuvo por oficio el recibir y preparar al
candidato. Este, apoyado en los Hermanos Franklin y Court de Gébelin,
entró en el templo. Después de haber respondido de forma notable a
cuestiones de moral y filosofía, que le planteó el Venerable,
experimentó una gran impresión cuando, desapareciendo el velo negro,
pudo ver el Oriente en todo su esplendor y la corona de personajes
célebres que se encontraban allí reunidos.
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El Hermano Benjamin
Franklin (Boston,
1706-Filadelfia,
1790) influyó
en la redacción de la
Declaración de Independencia
norteaméricana (1776).
Nombrado representante oficial estadounidense, viajó en 1775 a
Francia en
busca de apoyo contra las tropas británicas firmando un tratado de
comercio y cooperación (1778)
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El Hermano Antonie Court de Gebelin (Nimes,
1725-París, 1784) estudió Teología y lo mismo que su padre,
ejerció el ministerio de pastor de la Iglesia Reformada. Sostuvo
que las cartas de
tarot eran
de origen egipcio y que eran una alegoría de la filosofía y de la
razón egipcias
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El
Hermano Joseph Lefrançois de Lalande (1732-1807)
se licenció en Derecho y ejerció en Paris como abogado. Con su
amigo Lemonnier y
Lacaille
viajaron al
Cabo de Buena Esperanza
para realizar investigaciones científicas que le valieron el
acceso como miembro a la Academia de Ciencias de Berlín. Dedicado
a la astronomía consiguió notable fama |
Lalande le hizo prestar
entonces la obligación; le recibió como aprendiz, siguiendo la
costumbre, y le comunicó los signos, palabras y señales de
reconocimiento. Una corona de laurel vino a ceñir su cabeza, que el
nuevo hermano no quiso guardar, y cuando Lalande se le acercó para
colocarle el delantal que había pertenecido a Helvetius, el nuevo
hermano lo llevó a sus labios, rindiendo así homenaje a su memoria.
Después de haber sido
colocado Voltaire en el Oriente por el Venerable -lo cual era algo
excepcional- Lalande le dirigió un discurso en el que entre otras
muchas frases retóricas, tras aludir a su amistad con Federico II de
Prusia, señaló claramente cómo no había sido masón antes, de una forma
explícita, si bien lo había sido en espíritu. Estas fueron sus
palabras:
«Muy querido hermano, la
época más gloriosa para esta logia estará en adelante señalada por el
día de vuestra adopción. Hacía falta un Apolo en la logia de Las Nueve
Hermanas; ella lo encuentra en un amigo de la humanidad, que reúne
todos los títulos de gloria que podía desear para ornato de la
Masonería. Un rey del que sois amigo desde hace tiempo, y se ha hecho
conocer como el más ilustre protector de nuestra orden, debería
haberos inspirado el gusto de entrar en ella; pero era a vuestra
patria a quien reservabais la satisfacción de iniciaros en nuestros
misterios. Tras haber oído los aplausos y sobresaltos de la nación,
tras haber visto su entusiasmo y embriaguez, venís a recibir en el
templo de la amistad, de la virtud y de las letras, una corona menos
brillante, pero igualmente lisonjera tanto para el corazón corno para
el espíritu. La emulación que vuestra presencia debe difundir aquí, al
dar un nuevo resplandor y una nueva actividad a nuestra logia,
repercutirá en provecho de los pobres que ella alivia, de los estudios
que patrocina y de todo el bien que no cesa de hacer. ¿Qué ciudadano
ha servido mejor a la patria que vos, al ilustrarla sobre sus deberes,
y sobre sus verdaderos intereses, al hacer odioso el fanatismo, y la
superstición ridícula; al devolver el gusto a sus verdaderas reglas;
la historia a su verdadero fin; las leyes a su primigenia integridad?
Nosotros prometemos acudir en socorro de nuestros hermanos, y vos
habéis sido el creador de un pueblo entero que os adora, y que sólo se
conoce por vuestros actos de beneficencia; vos habéis elevado un
templo al Eterno; pero lo que todavía vale más, se ha visto cerca de
ese templo: un asilo para hombres proscritos, pero útiles, que un celo
ciego habría quizá rechazado. Así, muy querido hermano, vos erais
francmasón antes incluso de recibir el carácter, y habéis cumplido los
deberes antes de haber contraído la obligación en nuestras manos. La
escuadra que llevamos como símbolo de la rectitud de nuestras
acciones; el delantal que representa la vida laboriosa y la actividad
útil; los guantes blancos, que expresan el candor, la inocencia y ]a
pureza de nuestras acciones; la paleta que sirve para ocultar los
defectos de nuestros hermanos, todo hace alusión a la beneficencia y
al amor de la humanidad y, en consecuencia, no expresa sino las
cualidades que os distinguen; sólo podíamos añadir a ella, al
recibiros entre nosotros, el tributo de nuestra admiración y de
nuestro reconocimiento».
Voltaire agradeció la
bienvenida del Venerable. A continuación, varios hermanos leyeron
poesías y otros textos apropiados; y mientras tenían lugar estas
lecturas, el hermano Monnet, pintor del rey, dibujó el retrato de
Voltaire. Siguió el banquete, y poco después se retiró acompañado de
gran cantidad de hermanos.
El sábado 11 de abril de
1778, fue a su vez el Gran Maestre, el duque de Chartres, el que
recibió a Voltaire. Poco después, en la noche del 30 al 31 de mayo,
fallecía Voltaire. No obstante, a título póstumo, Les Neuf Soeurs
consagraron a Voltaire su sesión del 28 de noviembre de 1778, en el
transcurso de la cual debían haberse recibido masones a Diderot,
d'Alembert y Condorcet.
Extractado de: José
Antonio Ferrer Benimeli, “Voltaire y la Masonería”, en Cuadernos de
Investigación: Geografía e Historia, 1,1 (1975), pp. 65-90.
Su biografía en:
http://es.wikipedia.org/wiki/Voltaire
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